Alba go Brath!
Escocia para siempre
Colaboración especial por Anthony Vásquez @888_459
VIERNES 7 DE FEBRERO DE 2014
“Vuelve con tus amigos y diles que no hemos venido aquí sino a luchar, determinados a tomar venganza y liberar nuestra patria. Diles que vengan aquí y nos ataquen; estamos esperando para enfrentarnos a ellos cara a cara.”
Esas fueron las palabras con las que respondió William Wallace al monje que
Sir John de Warrene comandante del ejército invasor inglés, envió para
ordenarle que desistiera de luchar y mostrara sumisión al Rey de Inglaterra
Eduardo I, quien desde que muriera Alejandro III Rey de Escocia en 1286 reclamó
derechos sobre el trono de Escocia, hecho que no fue del gusto de sus
habitantes y lo que derivo en una sangrienta guerra. Wallace nacido el 31 de
enero de 1272 había visto muy de cerca esta guerra desde la adolescencia, y a
lo largo de ella había formado una fama de gran guerrero y líder nato; pero no
fue sino hasta que el ejercito escocés perdiera la batalla de Dumbar en 1296
contabilizando más de 9.000 muertos, que recurrieron a él para dirigir un nuevo
ejército reunido en poco menos de un año y conformado por campesinos en mayoría.
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Era un 11 de septiembre de 1297 cerca de la localidad escocesa de
Stirling, en las inmediaciones del puente de madera que cruzaba el rio Forth.
De un lado el imbatible y disciplinado ejercito inglés con cerca de 30.000 hombres, incluidos la caballería
acorazada. Por el otro lado sobre una colina, el mal entrenado ejercito escocés
con apenas unos 10.000 hombres, bajo el mando de William Wallace y Sir Andrew
de Moray quienes unieron sus ejércitos para poder dar una mejor batalla. Una
vez llegado el mensaje de respuesta al campamento inglés no hubo otra orden más que un ataque con toda
la fuerza de la caballería y tras de ella la infantería. Wallace no dio la
orden de atacar sino de esperar al enemigo; hecho que hizo que los ingleses se
confiaran y lanzaran a muchos más efectivos contra ellos.
Ese exceso de confianza de Sir John fue lo que facilitó la estrategia de
Wallace, que había mandado a Andrew de Moray rodear la colina y atacar la línea
media de infantería inglesa una vez que la caballería estuviera ya muy
adelantada. La situación salió a pedir de boca y la caballería ligera de Andrew
partió en dos la columna inglesa, fue entonces cuando Wallace ordeno el ataque
de su ejército, avasallando a la caballería invasora con una nube de flechas y
haciendo temblar a los ingleses con el ensordecedor grito de ¡Alba go Brath! a
la vez que bajaban de la colina con sed de venganza, La masacre sobre los hombres
de Eduardo I era desesperante ya que habían quedado encerrados y la gran
confusión los hacía presa fácil de las huestes de Wallace, fue entonces que Sir John mando refuerzos pero
solo para producir más bajas inglesas; ya que el puente no soporto el peso y se
colapsó, los soldados al portar su pesada armadura ya no pudieron salir y
murieron ahogados. La batalla terminó con la retirada inglesa y con ello la
retirada temporal de fuerzas extranjeras. Esta victoria sumada a su ya gran
fama, hizo que William Wallace fuera nombrado caballero y Lord protector de Escocia
por parte de los nobles escoceses.
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Pero el infortunio se hizo presente después y William perdió batallas y
fue traicionado en Agosto de 1305 por los mismos nobles que lo habían reconocido.
Una vez capturado fue acusado de paganismo, traición y demás crímenes, siendo
condenado a ser primero arrastrado por caballos, luego a morir colgado y
finalmente ser descuartizado para repartir sus restos por Inglaterra. Lejos de servir como advertencia, la muerte de
Wallace sirvió para engrandecer su leyenda de libertad y hacerla trascender por
generaciones.
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