
CARA A CARA CON EL DESTINO
"Hay que tener cuidado con lo que deseamos, porque se puede convertir en realidad"
"Hay que tener cuidado con lo que deseamos, porque se puede convertir en realidad"
|
MIÉRCOLES 24 DE FEBRERO DE 2016
Abro los ojos, son las 2 de la mañana y mi cuerpo está adolorido; me siento como si me hubiera pasado un tractor encima; me quedo quieta por un segundo y quiero creer que estoy en un sueño pero no es así. La herida aún me duele y me recuerda que todo lo que estoy viviendo es real. El cansancio, las ojeras, este sentimiento de impotencia, la melancolía por aquellos días tranquilos y mi gran frustración por no tener el control de mi vida en estos momentos. Todo esto es real, por fin mi gran sueño se cumplió y todo debería ser felicidad, pero ¿por qué no me siento así?
Han pasado ya varios días, me miro al espejo y no me reconozco. Me veo demacrada, mis ojeras están más marcadas, la piel se ve algo seca y no aguanto la comezón que siento en el cuello por la urticaria que tengo desde hace días y que no se me quita. ¿En donde está esa mujer alegre y llena de ilusiones?... |
Lloro todos los días preguntándome por qué me siento así y cuándo volverá todo la “normalidad”. Estoy irritable (más que de costumbre) y las personas a mi alrededor tienen que ser más pacientes. Las horas vuelan entre una actividad y otra sin darme tiempo para nada. Hace días que no puedo sentarme a la mesa y comer tranquilamente, hace días que no puedo tomar un baño tranquilamente, hace días que no puedo dormir más de 3 horas seguidas, hace días que quiero ser quien siempre he sido, pero no me encuentro. Parece que me perdí, parece que dejé de ser yo misma y lo peor de todo es que ya no sé quien soy. Mi peinado ya no importa; ni mi ropa, ni el maquillaje ni mis zapatos. No importa cómo me veo; parece que desaparecí y que mi gran sueño me aplasta.
Quien conoce bien mi vida sabe cuántos años, lágrimas y esfuerzo me tomó alcanzar mi sueño y justamente por esta razón mi frustración se hace mas grande. No tengo cara para decir nada, no me siento con el derecho de mencionar si quiera mi cansancio, ni mi desgaste anímico, ni mi sentimiento de indiferencia ante la vida o mis temores. Parece que nadie me entiende, me siento sola y más de una vez al día me pregunto cuando volveré a sentirme contenta y plena.
Quien conoce bien mi vida sabe cuántos años, lágrimas y esfuerzo me tomó alcanzar mi sueño y justamente por esta razón mi frustración se hace mas grande. No tengo cara para decir nada, no me siento con el derecho de mencionar si quiera mi cansancio, ni mi desgaste anímico, ni mi sentimiento de indiferencia ante la vida o mis temores. Parece que nadie me entiende, me siento sola y más de una vez al día me pregunto cuando volveré a sentirme contenta y plena.
Durante años mi deseo siempre fue el mismo; rezaba, imploraba, se lo pedía al universo y hacía lo que me dijeran porque me aterraba pensar en un futuro lejano sola. Me molestaba que las demás personas tuvieran lo que yo quería, me alegraba por ellos, pero en el fondo de mi corazón quería estar en su misma situación.
Un buen día, parece que todos mis esfuerzos tuvieron su recompensa y llegó ese momento tan ansiado. Me alcanzó el destino. La vida me recompensó e incluso me dio más de lo que esperaba. El doctor me confirmó que estaba esperando 2 hermosos bebés y no pude más que llorar de alegría deseando que todo saliera bien. Fueron los mejores 9 meses de mi vida, una época hermosa en donde mientras más crecía mi panza, más feliz me sentía. Nunca había experimentado tanto amor dentro y fuera de mí. La naturaleza me permitió vivir un embarazo lindo; sin grandes achaques, sin antojos locos; sin demasiados kilos de más, pero sí con múltiples muestras de amor para mí y mi nueva familia. Antes de Navidad, llegaron mis 2 pequeños y hermosos bebés para alegrar y desarreglar mi vida con su dulce mirada y natural exigencia. |
El proceso ha sido lento y ese sentimiento de impotencia, soledad y frustración van desapareciendo con los días. Miro sus ojos y no puedo dejar de sonreír. Paso las horas es su recámara y parece que son minutos; los días llegan y se van enseñándome que todo tiene un precio, que el sentido de la vida ya no es el mismo después de su llegada. Que todo llega en su justo momento y que si no llega, también es por algo. Estoy aprendiendo a vivir día con día, a ser paciente con los demás, pero sobre todo conmigo misma.
Todos los días trato de rencontrarme haciendo malabares entre mis 3 grandes papeles: la madre, la esposa y la mujer.
Todos los días trato de rencontrarme haciendo malabares entre mis 3 grandes papeles: la madre, la esposa y la mujer.
¡Estoy aprendiendo a ser madre de mellizos!
Nos gusta que participes, puedes dejar tus comentarios en la sección de contacto o en nuestras cuentas de redes sociales.