Conquistando una mujer dormida
Alpinismo en el Itztlaccihuatl
Si no estás acostumbrado a esta
altura, de plano enfócate en respirar y trata de hacerlo profundamente. Alguien empezó a platicar conmigo, pero por
cuestiones de sobrevivencia dije: “no puedo hablar y caminar al mismo
tiempo”. Creo que desarrollé músculos de
las piernas que no sabía que tenía, hay un extremo del camino repleto de
enormes rocas a las que casi tienes que trepar.
Más adelante en el camino, nos
encontramos con un niño, quien cargaba una mochila enorme y seguía el paso
acelerado del papá. Cuando llegamos al primer portillo que es una parada de
descanso, mis amigos le preguntaron su edad: 13 años y justo ese día era su cumpleaños… le había pedido de
regalo a su papa subir al Iztaccihuatl. ¡Wooow! ¡Que increíble! En un tiempo en donde la mayoría de los niños
piden algo de tecnología, él era un niño diferente. Su papá en vez de regalarle algo material, le
estaba obsequiando la posibilidad de cumplir una meta, y ayudándole a forjar un
carácter especial. Aquí nada es gratis. Si quieres subir y ver el paisaje,
sentir la satisfacción de haber cumplido, tienes que trabajar y exigirte más. La vida es similar. Además con este tipo de actividades, los
niños son súper conscientes de la naturaleza y la cuidan. Yo definitivamente
traería a mi pequeño.
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Después de tomarnos fotos, descansar y tomar agua; nos despedimos del grupo de Elena pues emprenderían su descenso y tan sólo 6 personas subimos más. Emprendimos el camino una vez más. Yo iba ya más descansada y con buen ánimo. Sin embargo, un poco más adelante ¡no me esperaba lo vertical de la cuesta! Habían muchas piedras, en un tramo eran pequeñas y otro, grandes. Después de 30 o 40 min ya estaba exhausta, mis piernas ya no me respondían y mis pasos eran torpes. La tierra esta suelta y yo solo intentaba seguir a la velocidad del resto; subía y subía hasta que en un punto de verdad me aterre: “no me importa subir, lo que me importaba era la bajada y mi vértigo cuando no tengo un arnés o algo con que sentirme protegida” Del lado derecho, solo puedes percibir la niebla que oculta la profundidad de una caída. Aunque suene masoquista e irónico, me encanta esta sensación de sentir miedo -como caballos desbocados a mi alrededor- por lo que de repente, logré sacar fuerza y coraje no sé de dónde y domarlos. Esa sensación me hace sentir tan bien que soy adicta a ella.
Mi amigo Ricardo fue muy claro: “enfócate en subir y después ya pensamos en cómo bajar”. Tenía razón, era innecesario empezar a preocuparse por algo que aún no pasaba y que solo me impedía concentrarme en pisar firme y sin titubeos. Además iba con personal calificado, así que todo era cuestión de confiar en mí y en ellos. Mi corazón no latía… ¡saltaba! Quizá las circunstancias me hacían estar más alerta de lo que pasaba en mi cuerpo, pero de verdad nunca había sentido el latir con tanta fuerza, con tanto vigor que me hizo agradecer lo obvio y cotidiano. Al subir, te cuesta un poco respirar con normalidad y más por la exigencia del oxigeno que demanda tu cuerpo, pero después de unos breves minutos te estabilizas y ahora sí, pude apreciar mi entorno.
Mi amigo Ricardo fue muy claro: “enfócate en subir y después ya pensamos en cómo bajar”. Tenía razón, era innecesario empezar a preocuparse por algo que aún no pasaba y que solo me impedía concentrarme en pisar firme y sin titubeos. Además iba con personal calificado, así que todo era cuestión de confiar en mí y en ellos. Mi corazón no latía… ¡saltaba! Quizá las circunstancias me hacían estar más alerta de lo que pasaba en mi cuerpo, pero de verdad nunca había sentido el latir con tanta fuerza, con tanto vigor que me hizo agradecer lo obvio y cotidiano. Al subir, te cuesta un poco respirar con normalidad y más por la exigencia del oxigeno que demanda tu cuerpo, pero después de unos breves minutos te estabilizas y ahora sí, pude apreciar mi entorno.
Si abajo hacía frio, aquí la situación era aún peor. La neblina era imponente. Después de unas fotos en las que casi no se alcanza a ver nada, empezamos el descenso. No permanecimos más tiempo porque la lluvia se aproximaba y lo último que quieres es que el camino se vuelva más peligroso. Comenzamos a bajar. ¡Qué cosa! Pero aquí, bajas o bajas, de nada sirve que te paralices a media montaña; después de respirar y tratar de tranquilizarme, empecé a bajar cual araña, poco a poco y agarrándome de todo lo que encontraba. Después vi la técnica de Daniel y me di cuenta de que el truco estaba en la seguridad de tus pasos. Erika no perdía el estilo, así que perfeccioné mi estilo de araña para bajar cual borrego cimarrón. Mis rodillas estaban bastante cansadas, todo el impacto se la llevan ellas. Empezó a dolerme la cadera y la espalda por mantener la inclinación de mi postura y no irme de boca y a partir de ese momento uso bastón (¡es broma!)
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Llegamos al lugar donde habíamos dejado al primer grupo pero decidimos continuar bajando sin descansar. ¡La vista es increíble! Aunque había neblina, por momentos nos dejaba ver un poco del paisaje que nos rodeaba así como las cascadas a lo lejos. ¡Asombroso!
Seguimos bajando hasta llegar al lugar donde venden quesadillas. Alcanzamos al grupo de Elena que se encontraba ya en este lugar. ¿Cómo les digo que son las mejores quesadillas que he comido en mi vida? El mejor caldo de hongos, el mejor atole de chocolate. ¡Simplemente devoré todo! Es verdad lo que dice Ricardo, los sabores son más acentuados, aprecias cada bocado y de verdad das gracias por esos alimentos. Tuvimos la oportunidad de platicar un poco más con personas bastante interesantes, escuchar sus hazañas, aprender de sus consejos y demás. Después de un rato agradable, emprendieron su viaje y nos quedamos solos los 4.
El tiempo pasaba y obviamente empezaba a oscurecer. Era momento de ir pensando en qué lugar acamparíamos, pero el frio y la niebla hizo que decidiéramos por quedarnos dentro de la camioneta. Todo estaba bastante tranquilo cuando empezó a llover. Pusimos agua a calentar para prepararnos un té y a lo lejos se veían dos chicos que se acercaban al lugar en donde nos encontrábamos. Llegaron y uno de ellos estaba súper enfermo, una gripa terrible que a personas como yo, nos tumba en la cama y no nos saca hasta el cuarto día. Sin embargo, él dijo: “¿por qué no? Yo me voy de camping. ¡casuaaaaaaaaaaaaaaal! Al tratar de subir, se había sentido fatal con todo esto de la altura y la lluvia por lo que tuvo que bajar junto con un buen amigo que lo acompañaba: Paco Trad. Los nuevos acompañantes se secaron, se cambiaron de ropa y luego mis amigos les ofrecieron algo caliente que tomar. Paco empezó a charlar, primero sobre la mutación del virus de su amigo y después sobre cosas más interesantes: nos dimos cuenta que es un chico que tiene bastante tiempo practicando este deporte, puesto que nos dio una buena cátedra de alpinistas internacionales, cómo algunos son financiados por empresas bastante grandes y lo lucrativo que puede llegar a ser este deporte si te dedicas al 100%.
Después de un buen rato, nos despedimos ya que ellos se dirigieron hacia el refugio. Algo que tengo que resaltar en esta aventura, es el compañerismo, el apoyo entre todos los alpinistas. No importa si no te conocen, por el simple hecho de compartir este deporte te tratan como amigo; y si necesitas algo, te brindan el apoyo sin pensarlo: “Hoy por ti, mañana por mí”. Todos son amables, te saludan y tienen como lema un deseo hacia los demás: “¡que tengas buen camino!”. Esto me encanto, deberíamos extenderlo de mexicano a mexicano.
Nosotros nos mantuvimos firmes en la idea de quedarnos a pasar la noche pese a sus recomendaciones de ir con ellos. Sabíamos que se avecinaba una noche bastante fría pero nosotros íbamos a la aventura. Preparamos todo, eran aproximadamente las 8PM, pero nosotros estábamos muy cansados así que nos fuimos a dormir. En la escala del 1 al 100, este lugar tiene un… ¡1000! No pierdas la oportunidad de ir, te juro que será una experiencia que te encantara. Les dejo el dato de mis amigos de DAE para que estén al pendiente de sus salidas. Gracias Elena, Humberto, Paco y chicos por compartir sus conocimientos conmigo. Gracias Dani Boy, Ricardo, Erika por ser mis compañeros de viaje y por todas las risas. ¡Y que vengan más lugares interesantes!
Si me quieren invitar o recomendarme algún lugar, no duden en escribirme. ¡Buena vibra y excelente camino a todos!
DANIEL ROSAS 55 23 39 31 83
RICARDO TRUJILLO 55 27 67 63 60
Seguimos bajando hasta llegar al lugar donde venden quesadillas. Alcanzamos al grupo de Elena que se encontraba ya en este lugar. ¿Cómo les digo que son las mejores quesadillas que he comido en mi vida? El mejor caldo de hongos, el mejor atole de chocolate. ¡Simplemente devoré todo! Es verdad lo que dice Ricardo, los sabores son más acentuados, aprecias cada bocado y de verdad das gracias por esos alimentos. Tuvimos la oportunidad de platicar un poco más con personas bastante interesantes, escuchar sus hazañas, aprender de sus consejos y demás. Después de un rato agradable, emprendieron su viaje y nos quedamos solos los 4.
El tiempo pasaba y obviamente empezaba a oscurecer. Era momento de ir pensando en qué lugar acamparíamos, pero el frio y la niebla hizo que decidiéramos por quedarnos dentro de la camioneta. Todo estaba bastante tranquilo cuando empezó a llover. Pusimos agua a calentar para prepararnos un té y a lo lejos se veían dos chicos que se acercaban al lugar en donde nos encontrábamos. Llegaron y uno de ellos estaba súper enfermo, una gripa terrible que a personas como yo, nos tumba en la cama y no nos saca hasta el cuarto día. Sin embargo, él dijo: “¿por qué no? Yo me voy de camping. ¡casuaaaaaaaaaaaaaaal! Al tratar de subir, se había sentido fatal con todo esto de la altura y la lluvia por lo que tuvo que bajar junto con un buen amigo que lo acompañaba: Paco Trad. Los nuevos acompañantes se secaron, se cambiaron de ropa y luego mis amigos les ofrecieron algo caliente que tomar. Paco empezó a charlar, primero sobre la mutación del virus de su amigo y después sobre cosas más interesantes: nos dimos cuenta que es un chico que tiene bastante tiempo practicando este deporte, puesto que nos dio una buena cátedra de alpinistas internacionales, cómo algunos son financiados por empresas bastante grandes y lo lucrativo que puede llegar a ser este deporte si te dedicas al 100%.
Después de un buen rato, nos despedimos ya que ellos se dirigieron hacia el refugio. Algo que tengo que resaltar en esta aventura, es el compañerismo, el apoyo entre todos los alpinistas. No importa si no te conocen, por el simple hecho de compartir este deporte te tratan como amigo; y si necesitas algo, te brindan el apoyo sin pensarlo: “Hoy por ti, mañana por mí”. Todos son amables, te saludan y tienen como lema un deseo hacia los demás: “¡que tengas buen camino!”. Esto me encanto, deberíamos extenderlo de mexicano a mexicano.
Nosotros nos mantuvimos firmes en la idea de quedarnos a pasar la noche pese a sus recomendaciones de ir con ellos. Sabíamos que se avecinaba una noche bastante fría pero nosotros íbamos a la aventura. Preparamos todo, eran aproximadamente las 8PM, pero nosotros estábamos muy cansados así que nos fuimos a dormir. En la escala del 1 al 100, este lugar tiene un… ¡1000! No pierdas la oportunidad de ir, te juro que será una experiencia que te encantara. Les dejo el dato de mis amigos de DAE para que estén al pendiente de sus salidas. Gracias Elena, Humberto, Paco y chicos por compartir sus conocimientos conmigo. Gracias Dani Boy, Ricardo, Erika por ser mis compañeros de viaje y por todas las risas. ¡Y que vengan más lugares interesantes!
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