
EL IÉNA
La Catástrofe de Toulon
La Catástrofe de Toulon
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VIERNES 5 DE SEPTIEMBRE DE 2014
El 12 de marzo de 1907 el puerto de
Toulon en Francia fue testigo y protagonista de un siniestro sin igual, el
incendio y posterior explosión del acorazado francés IÉNA.
El IÉNA era uno de los más poderosos barcos de la flota francesa, botado en 1898, desplazaba 12.500 toneladas, movidas por sus potentes motores de 16.500 CV, acorazado con placas de hasta 320 milímetros de espesor, además contaba con un formidable poder de fuego a cargo de numerosos cañones que iban desde los 100 hasta los 305 milímetros, complementados con ametralladoras de 37 y 47 milímetros y 4 lanzaderas para torpedos. |
Su entrada en servicio fue hasta abril de
1902, cuando se unió a la flota del mediterráneo, ahí prestó servicio de
patrullaje sin incidencias hasta que en 1906 fue enviado a dar apoyo y rescate
en las costas de Nápoles a causa de la erupción del Vesubio.
Al termino de su misión de rescate fue enviado al puerto de Toulon para una revisión completa, fue montado en un dique seco y sometido a diversas pruebas, la cuales no revelaron ningún desperfecto.
Al termino de su misión de rescate fue enviado al puerto de Toulon para una revisión completa, fue montado en un dique seco y sometido a diversas pruebas, la cuales no revelaron ningún desperfecto.
Para el 12 de marzo de 1907 el chequeo
estaba por concluir cuando a las 1330 horas se originó un incendio producido
por dinamos a los cuales se les había dejado funcionando sin sistema de
enfriamiento; el polvo reactivo de las municiones se prendió y el incendio
rápidamente alcanzo unos proyectiles de 100 mm, los cuales se calentaron y
explotaron, sacudiendo y ametrallando la nave desde dentro.
Pero eso solo era el inicio de la tragedia, ya que la primera explosión provocó una aun más fuerte cuando los proyectiles alcanzaron la bodega de popa, donde se guardaban las municiones de 305 mm. Todo un costado del IÉNA voló por los aires, proyectando hacia el puerto toneladas de metal, restos humanos y metralla. |
Dentro del barco la onda expansiva de las
dos explosiones había golpeado mortalmente a casi todas las cubiertas inferiores,
matando a obreros y marinos, entre ellos el capitán; hecho que obligo al contraalmirante
Manceron a tomar el mando.
Manceron estaba herido pero tenía que cumplir con su deber y contener el desastre, su orden inmediata fue abrir las exclusas para que el dique de llenara de agua y las bombas de achique se usaran para apagar el fuego; pero esa orden no pudo ser cumplida, las constantes explosiones alcanzaron al marino enviado a abrir las compuertas.
Con las esperanzas perdidas y el fuego inundando la nave parecía que el IÉNA había llegado a su fin, cuando la salvación apareció, otro acorazado que se encontraba navegando cerca, el LIBERTÉ, apuntó uno de sus cañones a la exclusa y de un disparo la hizo añicos, permitiendo que el agua inundara el dique y con ello las bodegas de munición, así mismo las bombas se echaron a andar y el fuego pudo ser controlado, Manceron como dicta la regla, fue el último en abandonar la nave.
Manceron estaba herido pero tenía que cumplir con su deber y contener el desastre, su orden inmediata fue abrir las exclusas para que el dique de llenara de agua y las bombas de achique se usaran para apagar el fuego; pero esa orden no pudo ser cumplida, las constantes explosiones alcanzaron al marino enviado a abrir las compuertas.
Con las esperanzas perdidas y el fuego inundando la nave parecía que el IÉNA había llegado a su fin, cuando la salvación apareció, otro acorazado que se encontraba navegando cerca, el LIBERTÉ, apuntó uno de sus cañones a la exclusa y de un disparo la hizo añicos, permitiendo que el agua inundara el dique y con ello las bodegas de munición, así mismo las bombas se echaron a andar y el fuego pudo ser controlado, Manceron como dicta la regla, fue el último en abandonar la nave.
El balance de la catástrofe fueron 118
muertos y 33 heridos, y numerosos daños materiales en el puerto y casas
aledañas. El incidente motivo al desarrollo de nuevos protocolos de seguridad,
entre los que se encontraban: la creación de bunkers para inundar los diques en
casos de emergencia, así como el vaciado de munición a otro barco o bodega
mientras se hacían las reparaciones.
Por su parte el IÉNA fue pérdida total, y sirvió por varios años para que la marina practicara tiro al blanco y posteriormente en 1912 sus restos fueron al deshuesadero.
Por su parte el IÉNA fue pérdida total, y sirvió por varios años para que la marina practicara tiro al blanco y posteriormente en 1912 sus restos fueron al deshuesadero.
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