La armada invencible
La gran flota de Felipe II
Colaboración especial por Anthony Vásquez @888_459
VIERNES 31 DE ENERO DE 2014
En 1588 Lisboa fue testigo de un escenario que nunca se volverá a repetir; la agrupación de un inmenso bosque de madera, mástiles y velas frente a sus costas. Una enorme flota compuesta de galeones, urcas, naos, galeras, galeazas y embarcaciones menores para desembarco y escolta, en total 130 navíos dispuestos a castigar la osadía que Francis Drake había hecho a España internándose en la bahía de Cádiz meses atrás. De las 130 naves solo 68 eran artilladas con cerca de 2.400 piezas, pero de ellas poco menos de la mitad eran cañones. El poder humano era de casi de 47.000 hombres compuestos por 19.000 soldados más otros 17.000 que habrían de sumarse en Flandes, 7.000 marineros, 2.000 remeros y 1.400 auxiliares. Cabe destacar que a pesar de lo poderosa que se creía era la flota y que los encargos de artillería y munición a las fundiciones habían menguado las arcas reales, distaba de serlo ya que los barcos tenían sus años navegando, sumado a esto que las galeras y galeazas no eran muy aptas para surcar el atlántico. |
Al principio de la misión se puso a cargo al marqués de Santa Cruz
Álvaro de Bazán, un experimentado navegante que infortunadamente falleció unos
meses antes de zarpar, aun así eso no detendría las operaciones y el 20 de Mayo de 1588 el rey Felipe II le da la
orden de zarpar al duque de medina Alonso Pérez Guzmán, quien había sido
nombrado sucesor de Álvaro de Bazán.
Por el lado contrario Inglaterra no tenía suficientes recursos terrestres para combatir el ataque de Felipe II, previniendo esto, la reina Isabel I había conformado una flota de 180 navíos, armados con las mejores piezas de artillería y de suma maniobrabilidad, al mando de Lord Howard situándolas en la entrada del canal de la mancha. La armada española llego antes de lo esperado pero en vez de atacar se acercó a las costas de Flandes esperando la llegada de los 17.000 efectivos restantes y así pelear en conjunto. Pero Lord Howard no iba a esperar y salió en ataque directo el 31 de Julio durando apenas dos horas la primera afrenta y dándose mas combates en el día, al final las naves españolas “Nuestra Señora del Rosario”, “San Salvador” y “Santa Barbara” habían sido gravemente dañadas llevándose la peor parte la última al estallar el cuarto de armas. Pasaron los días, en los que se intercambiaron miles de disparos entre las dos escuadras; siempre los españoles tratando de acercarse a las embarcaciones enemigas ya que eran mejores que los ingleses en la batalla de abordaje.
Por el lado contrario Inglaterra no tenía suficientes recursos terrestres para combatir el ataque de Felipe II, previniendo esto, la reina Isabel I había conformado una flota de 180 navíos, armados con las mejores piezas de artillería y de suma maniobrabilidad, al mando de Lord Howard situándolas en la entrada del canal de la mancha. La armada española llego antes de lo esperado pero en vez de atacar se acercó a las costas de Flandes esperando la llegada de los 17.000 efectivos restantes y así pelear en conjunto. Pero Lord Howard no iba a esperar y salió en ataque directo el 31 de Julio durando apenas dos horas la primera afrenta y dándose mas combates en el día, al final las naves españolas “Nuestra Señora del Rosario”, “San Salvador” y “Santa Barbara” habían sido gravemente dañadas llevándose la peor parte la última al estallar el cuarto de armas. Pasaron los días, en los que se intercambiaron miles de disparos entre las dos escuadras; siempre los españoles tratando de acercarse a las embarcaciones enemigas ya que eran mejores que los ingleses en la batalla de abordaje.
Pese a ello la flota española ya estaba muy dañada, varios barcos
deciden varar en el puerto de Calais y con esto no le queda otra opción al
duque de Medina que ordenar el reagrupamiento
y la retirada inmediata hacia España el 8 de Agosto. Tras de ellos 100 barcos
ingleses con la orden de darles caza y dando pie a otra batalla histórica: Las
Gravelinas. Una suerte de pequeños combates que se extendieron por más de doce
horas y donde más navíos fueron destruidos y otros encallaron en costas
próximas; como el “San Mateo” que su tripulación fue masacrada por los
holandeses. En esa batalla se perdieron cuatro naves españolas y 20 inglesas
sufrieron averías, calculando 900 muertos entre los dos bandos siendo más de la
mitad del bando en retirada.
Una vez fuera de alcance enemigo, la flota del duque de Medina se enfrento al poder de la naturaleza ya que 1588 fue un año plagado de tormentas y vendavales sobre esos puntos geográficos. Sin agua ni alimentos y ningún puerto seguro, las bajas fueron sumándose día a día, tanto que al llegar a España se contabilizaron 19.300 bajas en total, bien por combate, inanición, ejecución o naufragios. Más la pérdida de 60 barcos. Nos queda claro que esa flota era todo… menos invencible.
Una vez fuera de alcance enemigo, la flota del duque de Medina se enfrento al poder de la naturaleza ya que 1588 fue un año plagado de tormentas y vendavales sobre esos puntos geográficos. Sin agua ni alimentos y ningún puerto seguro, las bajas fueron sumándose día a día, tanto que al llegar a España se contabilizaron 19.300 bajas en total, bien por combate, inanición, ejecución o naufragios. Más la pérdida de 60 barcos. Nos queda claro que esa flota era todo… menos invencible.
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