La Cleopatra de ojos violeta
Cumple 50 años
Por Tania Rubio @TaniaRubio 13 DE JUNIO DE 2013
El pasado Festival de Cine de Cannes en su sección Cannes Classics, eligió algunas auténticas “joyas cinematográficas” para ser preservadas y restauradas con la más reciente tecnología y así devolverles la frescura e impacto que tuvieron cuando fueron estrenadas.
Una de estas gemas cumple 50 años este mes, desde que fue proyectada por primera vez, un 12 de junio de 1963 en el cine Rivoli en Nueva York. Aunque las miradas intrigadas de todo el público asistente, buscaban a dos de los protagonistas de la cinta esa noche, éstos fueron los grandes ausentes durante esa primera función. Sin embargo, sus nombres ocuparon los titulares de la prensa años antes de estrenarse la película y los ocupan aún a 5 décadas de distancia y aún después de su fallecimiento. Se trata de la historia sobre la reina del Nilo, personaje histórico que se funde con leyenda en el antiguo Egipto y que logró trascender de igual manera en la historia del cine: Cleopatra. |
La Reina del Nilo que conquistó la pantalla grande
Otras versiones de esta historia habían sido fabricadas para el cine con anterioridad: una versión silente en 1917, la opulenta versión de Cecil B. DeMille en 1934 con Claudette Colbert, y una adaptación británica de Julio César y Cleopatra de George Bernard Shaw protagonizada por Claude Rains y Vivien Leigh.
La historia sobre esta reina egipcia, se dice que era el sueño del legendario productor Walter Wanger. Para darle vida a ese símbolo femenino, considerada una de las mujeres más fascinantes de la Historia, Wanger necesitaba a una intérprete con la mezcla perfecta de belleza, inteligencia y fuerza. Existieron múltiples candidatas: Joan Collins, Susan Hayworth (incluso se llegaron a manejar nombres como Audrey Hepburn y Marilyn Monroe), etc. Sin embargo, la elegida fue finalmente una actriz de belleza incomparable, talento y personalidad propia de una auténtica diosa de la época dorada de Hollywood. Cleopatra tuvo desde ese momento nombre y apellido, además de unos intensos ojos color violeta: Elizabeth Taylor.
Por esta cinta, Liz Taylor fue la primera actriz que cobró un millón de dólares, una fortuna en esos años. Sin embargo, otros aspectos la llevaron a superar esta cifra sin precedentes: los múltiples retrasos y contratiempos del rodaje y un porcentaje de la taquilla contemplado en su contrato; después de múltiples negociaciones y de imponer este salario récord, finalmente, la estrella cobró su sueldo multiplicado por siete.
Cuando la película Cleopatra comenzó a rodarse en 1960, ni su protagonista, ni el director (y seguramente ninguno de los involucrados) sabían que estaban escribiendo su propia página en la historia del cine, con una película que estuvo a punto de llevar a la quiebra los estudios de la 20th Century Fox.
La Fox atravesaba por un período de crisis y originalmente se planteó producir un remake de bajo presupuesto de una vieja película de éxito que le permitiera capitalizar ingresos en taquilla. La meta inicial fue crear una película con un presupuesto de tan sólo 2 millones de dólares y que se rodara en poco más de 2 meses. Para su estreno casi 3 años después, Cleopatra había costado alrededor de 44 millones de dólares, convirtiéndose en la producción más costosa y en una odisea llena de accidentes, sucesos y escándalos.
Otras versiones de esta historia habían sido fabricadas para el cine con anterioridad: una versión silente en 1917, la opulenta versión de Cecil B. DeMille en 1934 con Claudette Colbert, y una adaptación británica de Julio César y Cleopatra de George Bernard Shaw protagonizada por Claude Rains y Vivien Leigh.
La historia sobre esta reina egipcia, se dice que era el sueño del legendario productor Walter Wanger. Para darle vida a ese símbolo femenino, considerada una de las mujeres más fascinantes de la Historia, Wanger necesitaba a una intérprete con la mezcla perfecta de belleza, inteligencia y fuerza. Existieron múltiples candidatas: Joan Collins, Susan Hayworth (incluso se llegaron a manejar nombres como Audrey Hepburn y Marilyn Monroe), etc. Sin embargo, la elegida fue finalmente una actriz de belleza incomparable, talento y personalidad propia de una auténtica diosa de la época dorada de Hollywood. Cleopatra tuvo desde ese momento nombre y apellido, además de unos intensos ojos color violeta: Elizabeth Taylor.
Por esta cinta, Liz Taylor fue la primera actriz que cobró un millón de dólares, una fortuna en esos años. Sin embargo, otros aspectos la llevaron a superar esta cifra sin precedentes: los múltiples retrasos y contratiempos del rodaje y un porcentaje de la taquilla contemplado en su contrato; después de múltiples negociaciones y de imponer este salario récord, finalmente, la estrella cobró su sueldo multiplicado por siete.
Cuando la película Cleopatra comenzó a rodarse en 1960, ni su protagonista, ni el director (y seguramente ninguno de los involucrados) sabían que estaban escribiendo su propia página en la historia del cine, con una película que estuvo a punto de llevar a la quiebra los estudios de la 20th Century Fox.
La Fox atravesaba por un período de crisis y originalmente se planteó producir un remake de bajo presupuesto de una vieja película de éxito que le permitiera capitalizar ingresos en taquilla. La meta inicial fue crear una película con un presupuesto de tan sólo 2 millones de dólares y que se rodara en poco más de 2 meses. Para su estreno casi 3 años después, Cleopatra había costado alrededor de 44 millones de dólares, convirtiéndose en la producción más costosa y en una odisea llena de accidentes, sucesos y escándalos.
La preproducción arrancó en el verano de 1960, en los estudios Pinewood cerca de Londres (porque para recrear el antiguo Egipto el clima lluvioso de Londres había resultado la opción elegida ante los generosos subsidios que ofrecían para filmar). John DeCuir, director artístico, comenzó a construir los exóticos escenarios que habían enamorado a los ejecutivos del estudio meses atrás, pero entonces, empezaron los problemas… El director Rouben Mamoulian renunció al proyecto tras gastar casi 7 millones de dólares y sin dejar grabaciones que incluyeran a Taylor debido a sus problemas de salud.
Mankiewicz aceptó hacerse cargo de la filmación tras una atractiva oferta y fue el cineasta encargado de dirigir esta odisea que aún tendría muchos episodios y adversidades más que superar. La bella actriz infantil convertida ya en estrella, tras reportarse enferma desde el inicio de la filmación, había sufrido múltiples complicaciones de salud... por lo que la neumonía de Taylor derivó en una traqueotomía que finalmente tuvo que ser practicada a la estrella para salvarle la vida. El rodaje se trasladó a Roma en busca de un clima que no afectara la recuperación de la actriz y se retomó la ardua labor de construcción de impresionantes decorados en la nueva locación. Tanto Peter Finch como Stephen Boyd, quienes interpretarían respectivamente a Julio César y Marco Antonio, desertaron del proyecto original ante otros compromisos previos en su agenda de trabajo. Nace un romance de película
Sin protagonistas masculinos, la producción finalmente reclutó a dos rostros de Hollywood que pudieran cumplir con la responsabilidad de encarnar a los líderes y amantes de la reina egipcia. Rex Harrison obtuvo entonces el papel de Julio César y Richard Burton encarnó a Marco Antonio. Fue entonces, que la historia de Cleopatra dió un vuelco por completo sin posibilidad de retorno… ¡un romance de grandes proporciones estaba a punto de gestarse! Burton y Taylor se convirtieron en la vida real, en los protagonistas de una de las más legendarias historias de amor y pasión que se han escrito en la historia de Hollywood. |
Elizabeth Taylor había contraído nupcias por tercera vez con Eddie Fisher en 1959 tras haber enviudado, y su moral era el blanco de la prensa sensacionalista, que no dejaba de sorprenderse ante su caótica vida amorosa. Richard Burton también estaba casado en aquel momento, pero sus respectivos matrimonios no pudieron evitar la electricidad entre los intérpretes y desarrollaron un romance más allá del interpretado por Cleopatra y Marco Antonio. “Dick y Liz” llegaron pronto a todos los titulares de la prensa alrededor del mundo. Fox vio la “publicidad gratuita” generada por el ‘ilícito romance’ y el presupuesto fluyó con mayor facilidad. Después de todo, tendrían tanto la historia -inscrita en celuloide- como a los protagonistas, detrás de esta escandalosa aventura tan vendedora en la prensa del corazón.
Las semejanzas entre el rodaje y la aventura romántica de sus protagonistas continuaron ante públicos intentos de ambos por rescatar sus matrimonios y ante el implacable escrutinio de la opinión pública. Finalmente, sus matrimonios terminaron para que Dick y Liz vivieran un tórrido romance que marcaría por siempre sus vidas. Ambos se casaron en 1964 para divorciarse una década después, contraer matrimonio de nuevo en 1975 y divorciarse en 1976. Cleopatra no sólo fue una superproducción de épicas dimensiones sino que desde aquel momento, se convirtió también en la película que vio nacer este legendario amor del Hollywood clásico.
La versión entregada por Mankiewicz era de seis horas, después recortada a 4 horas de duración. Sin embargo, el estudio obligó a que se redujera hasta los 192 minutos, a pesar de la petición del cineasta de que se lanzaran dos partes del filme, tituladas como "Caesar and Cleopatra" y "Antony and Cleopatra. Zanuck como cabeza de la Fox, rechazó el proyecto de los dos largometrajes y ordenó a los montadores (Elmo Williams y Dorothy Spencer) reducir el metraje de la cinta a menos de cuatro horas para atraer a mayor audiencia a las salas de cine. Además, decidió incluir algunas escenas de batallas para compensar con espectacularidad el tono intimista del filme. Se dice que el director odió el resultado final originlamente exhibido, ya que su obra fue víctima de críticos que cuestionaron en algún momento la calidad de la misma, aunque la edición del director fue lanzada tiempo después. |
50 años después
Con críticas encontradas tras su estreno en Nueva York, la película se convirtió con el tiempo en un éxito de taquilla y en un referente obligado en la cinematografía. Ganadora de cuatro premios Óscar -dirección artística, fotografía, diseño de vestuario y efectos visuales- y candidata a otros cinco -actor (Rex Harrison), montaje, banda sonora original, sonido y mejor película-, la película producida finalmente con un presupuesto de 44 millones de dólares (equivalentes a lo que serían unos 330 millones en la actualidad) recaudó en la taquilla mundial unos 71 millones de dólares, pero más importante, dejó su huella como un “espectáculo de espectáculos”, como ha sido llamada a través de la historia, A 50 años de distancia, podemos apreciar esta película con la belleza que el añejamiento le ha dado, y es que como los buenos vinos, los años le han sentado bien y ha envejecido con gracia y dignidad. Algo difícil para una superproducción como ésta, es resistir los embates de las nuevas tecnologías que fácilmente desplazan las magnas escenas realizadas artesanalmente. No obstante, Cleopatra sobrevive al paso del tiempo y su grandilocuencia visual no opaca la intimidad del relato que nos presenta a esta mujer de gran sensualidad y soberbio poder, capaz de dominar y manejar no sólo a los líderes del antiguo Egipto, sino también, de conquistar la devoción del pueblo más poderoso del mundo antiguo. Fastuosa como pocas, la película nos muestra escenas bellamente manufacturadas para exaltar la soberbia presencia no sólo de la protagonista y del legendario personaje, sino del propio discurso cinematográfico, diseñado para narrar con todo lujo una épica historia de amor, traición y poder. Taylor lució en la cinta 65 vestidos diferentes, incluido uno, el de su entrada en Roma, confeccionado con piezas de oro de 24 quilates. El presupuesto solo para las prendas de la actriz ascendió a 200mil dólares de la época. Los despampanantes vestidos fueron complementados con joyas Bulgari de gran valor que aún en la actualidad son referente obligado en el mundo de la moda. Más allá del idilio protagonizado por las estrellas del momento, esta cinta los catapultó a un nuevo nivel de celebridad y de obsesión mediática por su vida privada, pero también les concedió un sitio privilegiado dentro de la historia del cine. Revisando la tumultuosa historia que rodeó a esta filmación, es más sencillo comprender algunas inconsistencias de la misma y valorar que no se haya convertido en un fatídico desastre como en ocasiones, se llegó a suponer. El caos reflejado incluso en el físico de la propia Taylor que en ocasiones se muestra más repuesta y en otras, más desmejorada, debido a sus fluctuantes estados de ánimo y salud; no logran opacar el brillo esta producción que se erige como reflejo de la grandiosidad de toda una época dorada del cine hollywoodense. |
Elizabeth Taylor, más hermosa que nunca, se adueña del personaje y se funde con él, de manera que es difícil imaginar en dónde se desdibujan los límites entre una y otra. Su imponente presencia a cuadro sugiere profundidad, seducción, inteligencia, arrebato y belleza. Burton, su complemento dentro y fuera de la pantalla si bien, no cuenta con la fortaleza de líneas de su coprotagonista masculino, logra transmitir con sensibilidad, la química innegable que acaparó lo mismo a paparazzi que a espectadores. Rex Harrison, preciso con su elegancia británica, le brinda el porte necesario a Julio César en una de sus mejores interpretaciones en la pantalla grande.
La banda sonora también espléndida de John Alex North, se mueve entre la épica y el romance y complementa la cuidadosa manufactura de la película -que a pesar de su duración excesiva o su teatral montaje para los estándares actuales- atrapa al espectador aún después de 50 años de su estreno. Cleopatra es de esas épicas historias que hipnotizan a través de los detalles, tarea nada sencilla para una película de casi 4 horas de duración.
Esta odisea fílmica define los elementos de una colosal producción, pero al mismo tiempo nos narra ángulos íntimos de la historia de Cleopatra, nos permite ver a través de los violetas ojos de su protagonista, la profundidad y contrastes del personaje alimentados probablemente por las propias contradicciones de su intérprete.
Las grandes tomas plagadas de miles de extras a cuadro, no eran fabricadas con la facilidad que hoy se hacen entre tecnología CGI, computadoras y equipos técnicos digitales. Su formato filmado en 70mm da lugar a una espectacular fotografía que se antoja para ser disfrutada restaurada en los nuevos formatos de alta definición. Quizá en esta labor titánica del equipo de producción para recrear monumentales escenas, radica parte del éxito del ‘envejecimiento’ de Cleopatra. Quizá es la mística que rodea la historia de amor prohibido y tormentoso de Elizabeth Taylor y Richard Burton que se percibe más allá de la pantalla. Hoy en día, nombres como el de Angelina Jolie han sonado en los medios de comunicación para la realización de una nueva versión de la Reina del Nilo, sin embargo, la tarea de romper con la asociación directa a este clásico cinematográfico, no será una tarea sencilla. Cleopatra después de todo es un clásico, un símbolo de lo que Hollywood y sus infinitas posibilidades representa en materia de grandes producciones y grandes historias así como un emblema de su éopca dorada.
Cleopatra -la de violeta mirada- cumple así sus primeros 50 años y además del glamoroso estreno de la versión restaurada en Cannes, lanza su edición especial de aniversario en blu-ray (edición que esperamos próximamente esté disponible en nuestro país). Este cumpleaños cinematográfico puede ser el pretexto para ver la historia de uno de los romances más poderosos de la historia del cine dentro y fuera de la pantalla así que... ¿qué estás esperando?
La banda sonora también espléndida de John Alex North, se mueve entre la épica y el romance y complementa la cuidadosa manufactura de la película -que a pesar de su duración excesiva o su teatral montaje para los estándares actuales- atrapa al espectador aún después de 50 años de su estreno. Cleopatra es de esas épicas historias que hipnotizan a través de los detalles, tarea nada sencilla para una película de casi 4 horas de duración.
Esta odisea fílmica define los elementos de una colosal producción, pero al mismo tiempo nos narra ángulos íntimos de la historia de Cleopatra, nos permite ver a través de los violetas ojos de su protagonista, la profundidad y contrastes del personaje alimentados probablemente por las propias contradicciones de su intérprete.
Las grandes tomas plagadas de miles de extras a cuadro, no eran fabricadas con la facilidad que hoy se hacen entre tecnología CGI, computadoras y equipos técnicos digitales. Su formato filmado en 70mm da lugar a una espectacular fotografía que se antoja para ser disfrutada restaurada en los nuevos formatos de alta definición. Quizá en esta labor titánica del equipo de producción para recrear monumentales escenas, radica parte del éxito del ‘envejecimiento’ de Cleopatra. Quizá es la mística que rodea la historia de amor prohibido y tormentoso de Elizabeth Taylor y Richard Burton que se percibe más allá de la pantalla. Hoy en día, nombres como el de Angelina Jolie han sonado en los medios de comunicación para la realización de una nueva versión de la Reina del Nilo, sin embargo, la tarea de romper con la asociación directa a este clásico cinematográfico, no será una tarea sencilla. Cleopatra después de todo es un clásico, un símbolo de lo que Hollywood y sus infinitas posibilidades representa en materia de grandes producciones y grandes historias así como un emblema de su éopca dorada.
Cleopatra -la de violeta mirada- cumple así sus primeros 50 años y además del glamoroso estreno de la versión restaurada en Cannes, lanza su edición especial de aniversario en blu-ray (edición que esperamos próximamente esté disponible en nuestro país). Este cumpleaños cinematográfico puede ser el pretexto para ver la historia de uno de los romances más poderosos de la historia del cine dentro y fuera de la pantalla así que... ¿qué estás esperando?
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