Los sismos no son predecibles
Una oda a la paranoia
MIERCOLES 28 DE AGOSTO DE 2013
Durante mucho tiempo se ha especulado sobre los sismos e incluso se han formulado teorías al respecto de su predicción. Esta posibilidad de prever este tipo de movimientos terrestres, ha retomado gran relevancia en fechas recientes, pero para definir si esta posibilidad es real, primero debemos definir a qué nos referimos con esa característica de “predecible”. Los expertos sobre este tema son Geofísicos o estudiosos de Ciencias de la Tierra, quienes durante años, han investigado las posibilidades de predicción de los sismos. No obstante, algunos afirman que estamos muy lejos de obtener dicha respuesta. El Doctor Robert J. Geller ha definido la predicción como "la especificación del tiempo, localización y magnitud de un terremoto futuro, dentro de límites establecidos". Ahora la razón por la que no se pueden predecir los sismos o terremotos -menciona el Dr. Geller- es porque tanto las fracturas como las fallas geológicas no son notorias a simple vista y la cercanía de sistemas que permitan estudiar sus movimientos en la mayoría de los casos, son inaccesibles. Por ello, es difícil detectar con exactitud movimientos futuros aunque actualmente se midan y estudien sus efectos y circunstancias. |
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Para que pudiera predecirse con exactitud un terremoto, deberían existir patrones o constantes, lo cual no ocurre. Además, cabe recordar que los sucesos sísmicos no ocurren en superficie, sino bajo la superficie, a kilómetros de distancia.
Es conocido por todos, que estamos en una Tierra Viva, siempre en movimiento… por lo que aunque algunos se emocionen ante supuestas predicciones, no existen en la actualidad argumentos científicos para sustentarlas. Estas predicciones deberían basarse en una vida de investigaciones y viajes a las profundidades terrestres, estudios en Física de la Tierra y mecánica de suelos.
Es conocido por todos, que estamos en una Tierra Viva, siempre en movimiento… por lo que aunque algunos se emocionen ante supuestas predicciones, no existen en la actualidad argumentos científicos para sustentarlas. Estas predicciones deberían basarse en una vida de investigaciones y viajes a las profundidades terrestres, estudios en Física de la Tierra y mecánica de suelos.
Los temblores o sismos, después de todo son reajustes de la corteza terrestre, causados por los movimientos de grandes fragmentos a los que conocemos como placas tectónicas. Hay lugares con mayor concentración de este tipo de fenómenos y eso se debe a las zonas en las que se encuentran ubicadas dichas placas.
En México debemos entender que vivimos sobre la zona denominada como “cinturón de fuego”; por lo tanto, es inevitable no sentir los tremendos movimientos que nos han sorprendido en fechas recientes. De esta manera, aunque existan quienes afirman tener un método para predecir los sismos o quienes realicen pronósticos sin bases o fundamentos científicos, no existe aún la posibilidad real de predecir este tipo de fenómenos. Habrá quienes afirmen que los perros se agitan o que cuentan con la intuición necesaria para adivinar el siguiente ajuste tectónico, pero eso no significa que tengan la razón. La Tierra es activa y la gente continuará buscando la manera de crear e inventar fórmulas o sistemas mágicos que denoten un control y conocimiento absoluto de lo que pasará como parte de la naturaleza. Sin embargo, a pesar de los pasos que se han dado en la ciencia, en realidad conocemos poco sobre nuestra madre Tierra, y todavía no tenemos la suficiente información para descifrar los fenómenos naturales. |
El desarrollo de importantes ramas de la ciencia como la Física y la Matemática que dan origen a la Geofísica deberá continuar; para evitar así que un puñado de gente que busca métodos azarosos para predecir lo que sucederá, siga generando pánico. No debe sustituirse la prevención por el miedo y en vez de espantarnos ante los sismos, más vale educarnos para poder protegernos y evitar que accidentes mayores ocurran durante un terremoto. Japón por ejemplo, ha desarrollado una excelente ingeniería antisísmica e incluso cápsulas marinas en caso de tsunamis… ¿Por qué México no tiene ese mismo entusiasmo por la prevención? Quizá sea momento de convertir esta preocupación en una auténtica cultura de prevención.
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