Perspectiva Deportiva - Taratara
JUEVES 27 DE JUNIO DE 2019
JUEVES 27 DE JUNIO DE 2019
Nueve letras bastan para resumir el evento tenístico más antiguo y prestigioso del mundo: tradición. Nueve letras bastan para acentuar el contraste entre el color blanco que viste a los jugadores, y el particular verde del césped londinense: elegancia. Nueve letras bastan para hacer alusión al tercer Grand Slam de la temporada: Wimbledon.
Como cada año, en las instalaciones del All England Lawn Tennis and Croquet Club, las emociones serán creadas por medio de raquetas que, al impactar cada pelota dentro de las canchas del Complejo, pintarán con sonidos el deseo de los jugadores por permanecer, eternamente, en la memoria del deporte blanco, y lograr así, llenarlo de color.
Dos semanas de altísima exigencia; dos semanas de desgaste extremo; dos semanas de máxima intensidad; dos semanas de concentración absoluta, es lo que les espera a los 128 jugadores que buscarán, entre los cuadros de singles, hacer camino rumbo a la gran final.
Como cada año, en las instalaciones del All England Lawn Tennis and Croquet Club, las emociones serán creadas por medio de raquetas que, al impactar cada pelota dentro de las canchas del Complejo, pintarán con sonidos el deseo de los jugadores por permanecer, eternamente, en la memoria del deporte blanco, y lograr así, llenarlo de color.
Dos semanas de altísima exigencia; dos semanas de desgaste extremo; dos semanas de máxima intensidad; dos semanas de concentración absoluta, es lo que les espera a los 128 jugadores que buscarán, entre los cuadros de singles, hacer camino rumbo a la gran final.
Dos semanas de intensas emociones; dos semanas de apasionantes enfrentamientos; dos semanas de profundo aprendizaje; dos semanas de deleite, es lo que nos espera a todos los que amamos este maravilloso deporte.
Pero, mientras transcurren las tan mencionadas dos semanas de ensueño, no hay que perder de vista que la superficie de las canchas se altera, se modifica, se convierte en una variable adicional con la que los tenistas deben lidiar. Jugar sobre pasto representa un desafío por sí mismo, pues el bote de la pelota no es con altura, sino que resbala; es bajo y veloz. Para poder tener impactos adecuados, es necesario permanecer con un grado de flexión mayor al habitual, por lo que el desgaste físico aumenta de manera considerable. La hierba resiente la acumulación de partidos, se consume, se debilita, se daña. El rol que juega, con el pasar de los días, va tomando mayor relevancia, pues hace que el bote de la pelota sea impredecible. Sin tiempo ni espacio, los jugadores deben ser lo suficientemente rápidos y ágiles para ajustar su cuerpo. De lo contrario, la pérdida de precisión en los tiros es inevitable. |
El tenis que se ofrece sobre el césped londinense, porque las condiciones así lo imponen, es agresivo por naturaleza.
En posición de ataque, se utiliza el servicio como arma letal; para defenderse, el mejor argumento se encuentra en la velocidad de reacción. ¿Por qué? Porque, sobre pasto, la velocidad de la pelota después del bote disminuye solamente en un 30 por ciento.
Las herramientas que llevarán, a uno de los 128 aspirantes, a levantar los brazos en la Cancha Central de Wimbledon, y coronarse en la edición 2019 del certamen, son cinco: el porcentaje de primeros servicios; la potencia en los tiros desde el fondo de la cancha combinado con cambios de ritmo utilizando el revés cortado; la velocidad en el juego de pies; la capacidad para leer y anticipar jugadas, y la precisión en el juego de red al momento de definir.
Aunque las condiciones en el Torneo se han adaptado desde hace algunos años, mediante una superficie arcillosa que se encuentra por debajo del pasto, buscando hacerlas un poco menos rápidas, con el servicio se suele sacar mucha ventaja de la velocidad de la cancha. Cualquier efecto que se le imprima a la pelota se multiplica al momento de hacer contacto con el césped, y la tarea de devolver se convierte en una labor titánica por la manera en que ésta resbala.
En posición de ataque, se utiliza el servicio como arma letal; para defenderse, el mejor argumento se encuentra en la velocidad de reacción. ¿Por qué? Porque, sobre pasto, la velocidad de la pelota después del bote disminuye solamente en un 30 por ciento.
Las herramientas que llevarán, a uno de los 128 aspirantes, a levantar los brazos en la Cancha Central de Wimbledon, y coronarse en la edición 2019 del certamen, son cinco: el porcentaje de primeros servicios; la potencia en los tiros desde el fondo de la cancha combinado con cambios de ritmo utilizando el revés cortado; la velocidad en el juego de pies; la capacidad para leer y anticipar jugadas, y la precisión en el juego de red al momento de definir.
Aunque las condiciones en el Torneo se han adaptado desde hace algunos años, mediante una superficie arcillosa que se encuentra por debajo del pasto, buscando hacerlas un poco menos rápidas, con el servicio se suele sacar mucha ventaja de la velocidad de la cancha. Cualquier efecto que se le imprima a la pelota se multiplica al momento de hacer contacto con el césped, y la tarea de devolver se convierte en una labor titánica por la manera en que ésta resbala.
Los cambios de ritmo son fundamentales en cualquier superficie, pero en pasto son imprescindibles. Se pueden lograr alternando efectos, ajustando alturas, variando profundidades, sacándole velocidad a la pelota para generar ángulos más abiertos… De esta manera, se altera constantemente el punto de contacto del rival y se le añade el factor “botes irregulares” que son provocados de forma natural por la superficie.
El revés cortado (mejor conocido como “slice”) es un arma indispensable. Es un golpe que suele ser tachado de defensivo, pero en realidad, y especialmente cuando se compite sobre pasto, es una herramienta letal al momento de buscar un cambio de posición agresivo en la cancha. Obliga al rival a golpear tan abajo, que la única salida que tiene para mantener la pelota en juego, es levantarla. Y ahí, al momento de trabajar con altura, el oponente ya recorrió la cancha hacia delante y se encuentra pegado a la red, listo para tomar una volea de definición en el punto de impacto más cómodo: teniendo la pelota enfrente, entre el hombro y la cintura. La velocidad en el juego de pies, así como la capacidad para leer y anticipar jugadas, es lo que permite desarrollar los aspectos tácticos tan propios de esta superficie. |
Un jugador que no se mueve rápido, no logra buenos apoyos, y en pasto, la pelota le queda muy abajo, muy lejos de su cuerpo. Eso hace imposible que pueda transferir el peso correctamente hacia delante y, en el remoto caso de que logre pasar la pelota del otro lado de la red, quedaría muy corta y eso lo dejaría completamente a la deriva frente a la respuesta de un rival que estaría en posición de ataque, plantado tres metros adentro de la cancha, con todos los ángulos a su disposición.
Leer los movimientos del rival permite intuir hacia dónde va la pelota. Un pasito de ventaja al devolver, hace la diferencia entre un saque ganador o una devolución que neutralice el punto; unos cuantos grados de giro antes de que la pelota salga de la raqueta del contrario, hace la diferencia entre golpear con el marco o lograr un impacto que genere un contragolpe; estando en la red, salir a acortar los ángulos en diagonal hacia delante milésimas de segundo antes de que el rival haga contacto con la pelota, es la diferencia entre una volea ganadora o un passing shot.
Novak Djokovic y Angelique Kerber son los encargados de defender el título de singles en la rama varonil y femenil, respectivamente. No será tarea fácil, pues en el camino se encontrarán con jugadores que no sólo tienen el deseo de alcanzar la gloria, sino que cuentan con las características y el potencial necesario para arrebatarles la corona. Sin embargo, ambos cuentan con las condiciones descritas y son jugadores sumamente peligrosos en hierba; por ende, son candidatos naturales.
Del 1 al 14 de julio, Wimbledon volverá a demostrar que no sólo es la Catedral del tenis; Wimbledon es, el torneo por excelencia.
Leer los movimientos del rival permite intuir hacia dónde va la pelota. Un pasito de ventaja al devolver, hace la diferencia entre un saque ganador o una devolución que neutralice el punto; unos cuantos grados de giro antes de que la pelota salga de la raqueta del contrario, hace la diferencia entre golpear con el marco o lograr un impacto que genere un contragolpe; estando en la red, salir a acortar los ángulos en diagonal hacia delante milésimas de segundo antes de que el rival haga contacto con la pelota, es la diferencia entre una volea ganadora o un passing shot.
Novak Djokovic y Angelique Kerber son los encargados de defender el título de singles en la rama varonil y femenil, respectivamente. No será tarea fácil, pues en el camino se encontrarán con jugadores que no sólo tienen el deseo de alcanzar la gloria, sino que cuentan con las características y el potencial necesario para arrebatarles la corona. Sin embargo, ambos cuentan con las condiciones descritas y son jugadores sumamente peligrosos en hierba; por ende, son candidatos naturales.
Del 1 al 14 de julio, Wimbledon volverá a demostrar que no sólo es la Catedral del tenis; Wimbledon es, el torneo por excelencia.